Ladrillo refinanciado y oculto

Marina d'Or Diciembre 2014Fuente: El Mundo

CAJA MADRID Blesa, Olivas y Rato refinanciaron 7.000 millones al ladrillo para ocultar su agujero

  • Bankia sólo declaraba moroso en 2011 el 1,7% de su riesgo inmobiliario

  • Carecía de información sobre las garantías ‘en el 76% de los casos’

Lo que hizo Bancaja con Marina D’Or

El informe pericial pone de ejemplo una actuación de Bancaja con Marina d’Or sobre cómo la entidad prefería disimular un mal crédito antes que reconocer que había fallado. Los peritos dan cuenta del acta de una reunión en la que ya en diciembre de 2008, Construcciones Castellón (Marina d’Or) propuso no pagar más intereses ni capital en tres años y, además, que se les prestaran otros 60 millones a un plazo de 15 años. En abril de 2009, el grupo Marina d’Or debía al conjunto de la banca 798 millones y 2.090 viviendas sin poder vender. De hecho, sólo preveían vender 86 en ese año. Su plan consistía en volver a tener ingresos a partir de 2012 y siempre que lograran vender el 100% de sus promociones internacionales. Bancaja optó, sin embargo, por dar por amortizado el crédito comprando suelo a Marina d’Or en Oropesa y Valladolid por 65 millones.

Caja Madrid, Bancaja y, posteriormente, Bankia refinanciaron durante la crisis con más de 7.000 millones de euros a 238 empresas del ladrillo para ocultar el verdadero deterioro del crédito prestado, según el informe pericial de la entidad financiera. Las entidades dirigidas por Miguel Blesa, José Luis Olivas y Rodrigo Rato, aceptaban refinanciar o quedarse con viviendas de Martinsa-Fadesa, Vallehermoso, Reyal Urbis, Metrovacesa, Riofisa, Osuna y demás gigantes del ladrillo. Cualquier fórmula con tal de no reconocer un agujero en el balance.

«Los métodos para frenar el reconocimiento de la morosidad fueron la refinanciación de los riesgos con generosos plazos de carencia de capital, e incluso de intereses, y su cancelación mediante la compra de activos a los acreditados», afirman los peritos en el documento entregado al juez de la Audiencia Nacional que instruye el escándalo de Bankia.

Los peritos se han centrado en los riesgos de Banco Financiero de Ahorros (BFA) y su filial Bankia identificando 238 empresas relacionadas con el ladrillo. «Se trata en su práctica totalidad de riesgos concedidos antes de 2009 [cuando Blesa presidía Caja Madrid y Olivas, Bancaja] refinanciados sucesivamente, con impagos y dificultades de reembolso, de titulares con una situación financiera completamente deteriorada o sin información, y con unas garantías sin valor real, debido al desplome del mercado inmobiliario», detalla el documento. «El problema se produce cuando las refinanciaciones se realizan para enmascarar un problema de morosidad y alcanzan un nivel masivo», agrega.

Los peritos colocan en el primer puesto de esta lista a Martinsa-Fadesa (riesgo de 1.032 millones), seguida de la participada Realia (719 millones) y de Sacyr (560 millones) que separa de Vallehermoso (534 millones). El grupo Prasa (527), Reyal Urbis (429 millones) y Lualca (293 millones), completan la lista principal, que también incluye a Colonial, Osuna, Riofisa, Hercesa y Metrovecesa, entre otras. «Los principales grupos registraban pérdidas millonarias: 11.306 millones en 2008 y 3.551 millones en 2009. Habían pulverizado su patrimonio hasta el punto de hacerlo negativo en algunos casos. Mientras tanto, la deuda bancaria alcanzaba un nivel colosal, superando los 300.000 millones en el sistema, que se demostró de imposible devolución», relatan los peritos. Pero una cosa era la realidad y otra cómo estaba reflejada en el balance de Bankia. Sólo en el sector inmobiliario, «la distribución de los riesgos problemáticos de Bankia muestra que sólo el 1,7% del saldo estaba clasificado como moroso«. Cuanto más reconocimiento de la realidad, más necesidad de provisiones para dotar el posible quebranto y, por tanto, menos beneficios. Además, no se seguía adecuadamente el riesgo. «El 48% de los expedientes de los 238 acreditados carecía de estados financieros; y el 76%, de información sobre las garantías de los riesgos», según los peritos, que dicen basarse en trabajos de la auditora Deloitte.

Caja Madrid y Bancaja eran los principales acreedores en varios casos del sector, pero en otros participaban en préstamos sindicados, por lo que la práctica de refinanciar para no reconocer la realidad no es privativa de esta entidad nacionalizada. Además de las refinanciaciones, las cajas que formaron Bankia se convirtieron en grandes poseedoras de pisos con tal de no reconocer que se había producido un crédito fallido. «Como ejemplo, en el primer semestre de 2009, Caja Madrid compró activos inmobiliarios por un importe aproximado de 1.300 millones», cuantifica el informe.

La acumulación de viviendas y las propias promociones inmobiliarias en las que se introdujeron las cajas terminó engendrando un gigante del ladrillo. El 12 de diciembre de 2011, el entonces consejero ejecutivo José Manuel Fernández Norniella, presentó al consejo de administración de Bankia la situación del grupo inmobiliario con estos datos, según el informe: «La exposición de riesgo total para BFA y Bankia es de 20.958 millones de euros. La valoración de los activos supondría provisiones adicionales en este ejercicio. Se está negociando con el Banco de España para dilatar en el tiempo y fraccionar y hay buenas perspectivas en el proceso». Por tanto, el Banco de España conocía también el problema y, según el acta del consejo de Bankia, estaba dispuesto a negociar y permitir que el banco no tuviera que reconocer de golpe la realidad y pudiera dilatar en el tiempo las provisiones de tanto riesgo.